No es ningún secreto que Stanley está hecho para durar, y no es nada raro ver un termo Stanley que sigue manteniendo el café caliente 50 años después de su fabricación. Con esto en mente, la nueva serie “Stanleys en la naturaleza” cuenta las historias de Stanleys que no se rompen: los lugares en los que han estado y lo que han visto.
Para empezar, nos vamos de viaje al Ártico con Willem y Steffi, dos aventureros que viajan en un trineo tirado por perros. Desde 2014, ellos y su equipo de huskies de Alaska recorren la zona baja del Ártico con su fiel termo Stanley a cuestas. Queríamos conocerlos mejor, así que hemos hablado con ellos sobre las bebidas calientes, el frío y su amor por este singular medio de transporte...
¿Desde cuándo tenéis el termo Classic Legendary de Stanley?
No lo sé con seguridad, pero creo que desde hace unos doce años. El termo Stanley ha formado parte de nuestro equipo desde que nos lanzamos a la aventura. Antes de los trineos, nos dedicábamos al montañismo y al senderismo por toda Escandinavia, y siempre llevábamos el Stanley con nosotros.
Imaginamos que es muy útil allí arriba. ¿Para qué lo utilizáis?
Principalmente para agua caliente y café. A los dos nos encanta el café y nos gusta hacer un descanso por el camino, ver a los perros comer y relajarnos mientras nos tomamos un buen café caliente.
El termo Stanley es, con diferencia, la mejor opción para mantener el calor en el clima ártico durante horas, aunque también es estupendo para el agua caliente y hacer actividades al aire libre. De esa manera, podemos preparar comida más rápido para nosotros los humanos. Y comer más rápido significa tener más tiempo para el cuidado de los perros, lo cual es superimportante en una carrera o expedición.
Además del termo hermético Stanley, ¿qué más lleváis a un viaje en trineo tirado por perros?
Muchas cosas. La bolsa del trineo puede pesar fácilmente unos 40 kilos. En primer lugar, está el equipo obligatorio para actividades al aire libre, como el GPS, baterías externas, piolet, mapa, saco de dormir, señal de emergencia, cinta aislante, pala de nieve y botiquín de primeros auxilios. Y luego están las piezas de recambio para el trineo, como cuerdas y deslizadores.
Nuestro trineo de carreras lleva incorporada una tienda de campaña que también pesa un poco y, por supuesto, mucha comida. Evidentemente, el objetivo es viajar ligeros, pero con una manada de hasta 14 perros, no siempre es fácil.
Tiene sentido. ¿Cómo de importante es disponer de un equipo de calidad durante una expedición?
Es esencial. No importa si estás en condiciones difíciles o disfrutando de un bonito día bajo el sol, llevar un equipo bueno y fiable es la clave del éxito. A menudo lo comparo con el seguro, en el que no piensas hasta que las cosas se ponen feas. Un equipo de buena calidad te permite centrarte en la experiencia y la aventura.
Volviendo atrás, ¿cómo empezasteis a hacer expediciones en trineo tirado por perros?
Steffi y yo nos iniciamos en los trineos tirados por perros alrededor de 2014. Nos tomamos un año sabático y viajamos por el noreste de Europa, y en algún momento encontramos la oportunidad de vivir y trabajar en una pequeña granja de huskies en el norte de Noruega.
Nuestro plan era quedarnos allí un mes y luego ir a Suecia, pero nos quedamos prendados en cuanto llegamos a la granja. Estaba el olor de la granja de huskies, los ladridos, las caras de los perros y la emoción en sus ojos... y unos minutos después llegó nuestro anfitrión con un montón de ropa de invierno, vestido como la gente que yo solo conocía de los cuentos de Jack London de cuando era niño. Fue en ese momento cuando ambos nos aficionamos a los trineos tirados por perros.
¿Qué tienen de especial los trineos tirados por perros? ¿En qué se diferencia de otras formas de viajar?
Primero están los perros: los huskies de Alaska se crían para que sean superamistosos con todos los perros y humanos, grandes corredores y muy de fiar. Pero además de estas “habilidades técnicas”, cuando los cuidas bien, te aceptan como un miembro más de la manada y se relacionan contigo como si fueras uno de ellos. Y eso, por supuesto, es algo especial.
Luego está el trineo en sí: cada trineo para perros está hecho a mano por expertos artesanos y las técnicas siguen siendo las mismas que hace 100 o más años. Los trineos de expedición todavía se hacen de madera y las piezas se unen entre sí con una cuerda.
Es una combinación de habilidad, confianza y aventura. El trineo tirado por perros es una forma muy tranquila y silenciosa de viajar, y al mismo tiempo es una forma de viajar que te permite estar totalmente expuesto a la naturaleza. Cuando comprendes el modo de vida de los perros y cómo ven el mundo, se convierte en una experiencia mágica. Una vez oí en un vídeo que un guía de un trineo tirado por perros decía que esta práctica "se encuentra en la intersección entre destreza y caos", y eso lo resume todo.
¿Qué clase de dificultades os podéis encontrar en el Ártico? No parece precisamente un paseo por el parque.
Pueden pasar muchas cosas. Algo que siempre se repite son las tormentas de nieve: tendrás que vértelas con una tormenta cuando estés fuera. Luego, por supuesto, están las tormentas blancas, en las que no se ve nada más que nieve blanca, y luego un fenómeno ártico especial es el "overvann", es decir, agua sobre lagos o ríos helados que puede empujar hacia abajo la gruesa capa de hielo. Cuando esto ocurre, puedes estar de pie con el agua hasta las rodillas sobre una gruesa capa de hielo que aguanta el peso... Es una sensación extraña.
Cuando estamos al aire libre con nuestros propios equipos, la temperatura es un factor crucial: cuando la temperatura desciende por debajo de los -25 °C y hay tormenta, los dedos, la nariz y las mejillas se te pueden congelar.
¿Cómo vivís cuando estáis de expedición?
Solo vivimos nosotros y los perros ahí fuera. Si tenemos suerte y encontramos un refugio de montaña, podemos montar un campamento adecuado con cuerdas largas y paja para los perros, para taparlos luego bien. Pero, por supuesto, hay mucho que hacer durante el día, por lo que hay que levantarse temprano, buscar y cortar leña, preparar la cena para los perros, derretir nieve o cavar para encontrar agua bajo la nieve. Luego, por la noche, hay que trabajar en el equipo o planificar la próxima ruta.
¿Dónde dormís?
Siempre llevamos una tienda con nosotros. Puedes dormir en la tienda que va incorporada a la bolsa del trineo, coger un "jervenduk" (que es algo así como un vivac) y dormir al aire libre o, por supuesto, utilizar algunas de las antiguas "gamme", que son cabañas para cazadores. A ser posible, procuramos optar por rutas que estén cerca de refugios de montaña para dormir.
Parece una buena idea. ¿Qué tipo de cosas coméis cuando estáis fuera?
Las comidas de expedición suelen ser comidas preparadas que se calientan con agua caliente, pero a veces nos gusta llevar productos frescos mezclados con "pemmican".
¿Qué es el "pemmican"?
El "pemmican" es una mezcla de carne seca, grasa y especias. Aguanta bien y se puede transportar fácilmente en bolsas al vacío. Comenzó a prepararlo el pueblo de los Cree, es una fuente de proteínas y, lo que es más importante, de grasas.
Suena sabroso. Vuestros viajes os han llevado por todo el Ártico, ¿tenéis algún recuerdo favorito de vuestras expediciones?
La región del Ártico inferior del noreste de Finnmark es un lugar muy especial, con ballenas en el fiordo, renos y águilas en el “fjell”. La sensación de estar en un paisaje virgen y con los indígenas sami alrededor, la aurora boreal y la comunidad de mushers es muy especial.
El mejor recuerdo es simplemente una sensación: la sensación de haber planificado durante meses una expedición y por fin tiramos de la cuerda de seguridad y salimos del campamento base para explorar. Quizá sea para mí el mejor momento de la vida: es un momento en el que sabes que has tomado las decisiones correctas para hacer realidad un sueño, una expedición o una carrera, y un momento de libertad total en el que puede pasar de todo.
Para terminar, ¿cuál es vuestra bebida caliente favorita cuando estáis en el Ártico?
Por supuesto, siempre es magnífico tomarse un buen café, pero también me tomaría un “glögg” al atardecer y lo disfrutaría al aire libre mientras observo a los perros y la aurora boreal.
Conoce las aventuras de Willem y Steffi aquí.
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