La marca Stanley lleva mucho tiempo en el negocio. Más de cien años, para ser exactos. Fue en 1913 cuando William Stanley inventó un termo hermético de doble pared enteramente de acero y le puso su nombre. Se rumorea que quería tomar café caliente todo el día mientras trabajaba, y se motivó a aplicar algunas de las teorías que había aprendido mientras desarrollaba transformadores. Resulta que la necesidad es realmente la madre de la invención. Desde entonces, el nombre Stanley se ha convertido en sinónimo de productos ultraduraderos y altamente fiables, de diseño elegante y pensados para usos de la vida real. Generaciones de personas han llegado a confiar en sus termos, tazas, fiambreras, juegos de cocina, petacas, jarros, neveras y mucho más cada día, porque saben que los alimentos y las bebidas mantendrán la temperatura más tiempo, a la vez que resisten el paso de los años.
Hoy, la promesa Built For Life™ de Stanley significa que el termo de tu abuelo que apoyó a los pilotos en la Segunda Guerra Mundial podría colocarse perfectamente junto a ese nuevo termo Classic con aislamiento al vacío que compraste para una acampada de fin de semana. A primera vista, es posible que te cueste notar la diferencia: la misma estructura resistente, el mismo aspecto clásico, el mismo acabado Stanley Hammertone, aunque una vez lo tengas en tus manos, sabrás cuál es.
Cuando has sido referente de lo “irrompible” durante generaciones, a los clientes que han sido testigos de la durabilidad de los termos Stanley les surge una pregunta: ¿Qué es lo que ha cambiado con los años?
¿La respuesta? Todo y nada.
El comienzo
Para empezar, es preciso entender qué convierte a un Stanley en un Stanley. Cuando William Stanley inventó el aislamiento al vacío de acero de doble pared en 1913, sentó unas bases fundamentales para la tecnología que definiría la reputación de la empresa por su rendimiento inigualable.
En ese momento, los termos con aislamiento al vacío estaban forrados de vidrio y cumplían la función de mantener el café caliente, si bien alguno de los dos acababa dañándose. Encontrarte cristales en el café puede arruinarte el día, pero en 1913, gastarse $150-$200 en un termo nuevo podría fastidiarte el mes y mucho más.
Aquí es donde Stanley realmente dio con una solución, con valor y durabilidad. Una de las innovaciones clave de Stanley fue Char-Vac™, donde se colocaba polvo de carbón entre dos paredes de acero inoxidable mientras se creaba el aislamiento al vacío. Este método hizo que los termos fueran más robustos y resistentes, aunque más pesados y voluminosos. Los Stanley de la época de Char-Vac™ eran muy codiciados y siguen utilizándose hasta el día de hoy, con algunos fanáticos de Stanley todavía obsesionados con los termos de hace décadas que compraron cuando eran adolescentes.
Stanley dejó de usar Char-Vac™ en 2009 y en su lugar optó por engrosar la pared exterior de acero. Esto dio como resultado un termo que era significativamente más ligero y estaba fabricado con las especificaciones líderes en la industria. Aun así, los viejos termos fueron creados para aguantar, prácticamente, lo inaguantable. Un nivel de dureza con el que nuestros termos más recientes de la serie Classic no siempre pueden competir. Esta es la razón por la que presentamos la serie Master en 2017. Está diseñada para las personas que necesitan la durabilidad superior del modelo anterior Char-Vac™, mientras que la nueva tecnología Quad-Vac™ te permite mantener las bebidas calientes durante días.
A lo largo de los años se introdujeron otras innovaciones a medida que se ajustaba la fórmula. Los cuellos de los termos se ensancharon para facilitar el llenado y la limpieza. Cambiamos el tipo de acero inoxidable por uno mucho más resistente a la corrosión. Encontramos maneras de reducir las soldaduras en el cuerpo y el número de posibles puntos de falla.
Antiguo vs. nuevo: ¿qué termo es mejor?
Todos estos pequeños cambios fueron y son parte de la misma búsqueda obsesiva de la perfección que tenemos desde el principio. William Stanley inventó algo asombroso allá por 1913, y nosotros hemos seguido perfeccionando lo que hizo grandes a nuestros termos desde el principio: el aislamiento térmico y una durabilidad sin precedentes. La tecnología Quad-Vac™ utilizada en la colección de la serie Master no tiene rival en un mercado donde todo es similar.
El debate sobre qué termo es mejor —el nuevo termo o el antiguo termo Stanley— siempre surge. La verdad: ninguno es mejor que el otro, porque ambos son Stanley. Los nuevos termos son parte de una evolución constante, de nunca darnos por satisfechos. Como todo gran inventor, la búsqueda de la perfección nunca se detiene. El nombre Stanley es más que un solo producto o proceso, es una promesa a las personas que han confiado en nosotros durante años: fabricamos termos que duran toda la vida. Por eso, aunque sea un Stanley de 1965 o que te llegó ayer, siempre respetaremos nuestra garantía vitalicia para asegurarnos de que cada producto sea tan fiable y duradero como el día que se compró.
¿Has vivido alguna experiencia que te haya cambiado la vida con tu termo Stanley de confianza? ¡Somos todo oídos! ¡Puedes etiquetarnos en tu plataforma de redes sociales favorita o simplemente enviarnos un correo electrónico a info@stanley-pmi.com!
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